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viernes, 27 de noviembre de 2015

Por mi Cumaná querida en sus 500 años...

AQUELLA CIUDAD TANTAS VECES DESTRUIDA

Aquella ciudad
tantas veces destruida
es una revelación inconclusa
de la febril pesadumbre por el poder eterno que guarda para sí
un implacable dios solitario.

Aquella ciudad es de sal
y de hambre, de amor y de arcilla.
El escenario infame de las batallas perdidas de Dios.
Cumaná desde el Castillo.
Tomada del Blog de Julián Rivero
Aquella ciudad es de nadie,
aquella ciudad es tan mía.

Aquellas casitas con cuarenta de fiebre
en la mansedumbre hedionda de las orillas del Golfo
son el monasterio de los profetas del desastre;
grandes poetas que escriben
manifiestos irrepetibles entre escupitajos de tabaco y ron,
con espinas de tajalí
incrustadas en las encías, como recordando
el dolor del mundo después del milagro de multiplicar
la desdicha de la última cena.

Aquella ciudad tiene un castillo,
testigo único de una gloria de dudosa procedencia.
Y tiene amores, enredados en los manglares
que se calcinaron por la sed de mañana
que devoró a sus fantasmas de antaño.
Y tiene a Lola y tiene a Yeyo, como todas las ciudades tantas veces destruidas.

Aquella ciudad es un milagro de la creación;
nació de una centella de fuego
por el choque del tridente del mal y la espada de un ángel.
Desde entonces no ha dejado de parirse a sí misma
viviendo y muriendo
entre el vientre de un Golfo posesivo
y el semen de un río pequeño
que no nos deja ir por nuestras madres enfermas.
Aquella ciudad es de San Juan y de un diablo danzante,
de Santa Inés y de la Culebra
del poeta misógino y del Abel redentor.

Si no se acaba el ponsigué

tal vez tampoco acabe esta historia...



Febrero-Marzo 2004
Santa Inés de Cumaná, Febrero de 2012

Alzando vuelo... Golfo de Cariaco, Cumaná 2012

Todavía pescamos... Golfo Cariaco, Cumaná 2012




lunes, 13 de abril de 2015

Hoy me duelen los ojos, los libros, los pies, la memoria...


Hoy me duelen los ojos, no de llorar o leer demasiado, sino de ausencia... ¿quién me ayudará a mirar el mar desde la altura?... Hoy crujen los huesos de mi vieja biblioteca y se resienten los abrazos tan bien contados en su mágico libro... Hoy soy yo quien, de pura soledad, siente que el mundo está derecho y es mi alma la que está patas arriba... hoy comienzan a girar en dirección contraria las agujas de todos los relojes de este jodido (y jodón) mundo al revés... hoy se sembró un fuego poderoso en nuestra memoria... hoy las palabras andantes de mi pueblo acusan cansancio, al perder el impulso de la mejor voz que las cantaba; pero no se detienen: siguen andando con él, como la sangre obstinada que se empeña en seguir corriendo en nuestras venas, aún abiertas, pero vivas, como sólo sabe estar vivo el más universal de nuestros obreros, de nuestros dibujantes, de nuestros periodistas, de nuestros cuenta historias, de nuestros arcanos de lo más sagrado en nuestra hermosa y dura historia: la memoria popular latinoamericana.
Hoy se rindió al cáncer, con 74 años de edad, el cuerpo de Eduardo Galeano, Montvideano de Macuto, de Oxaca, de la Habana, del Nordeste Brasilero, lo mismo que del Amazonas Peruano o los pueblos Mayas de Centroamérica... Hoy levantó vuelo el espíritu-cóndor de quien cuidó con precisión de artesano las palabras que partearon nuestra historia, la de los hijos de los días... hoy me duelen los ojos de mirar al sol, de saber que para verlo ahora, tendré que urgar las hojas de los maravillosos hijos de sus días o sencillamente esperar que amanezca y mirar arriba...
Honor y gloria, al sol más brillante de la memoria popular latinoamericana.
 Lunes 13 de abril de 2015

Oración para conjurar la ignominia y celebrar la esperanza

 

Eduardo Nuestro

 


Para Galeano, en acción de Gracias


Eduardo Nuestro, que estás en las bocas, en forma de pan de pobres, escaso pero bien repartido, o de palabra certera que no llena estómagos, pero sí atraviesa conciencias y silencios de siglos y suspiros y demencias; danos hoy nuestro tamal y nuestro verso, nuestra voz y nuestra arepa, que nuestra mudez se siga volviendo empeño y amor en tus historias, antes que odio y desvergüenza; que nuestro casabe sea la luna de los chamanes que cobran voz en tus cuentos para contar de noche y para alumbrar caminos; que todos nuestros ojos se junten con tus ojos para ayudarnos a mirar ese futuro enorme que con cadencia de mar abierto se balancea hoy bajo la piel de Nuestra América. Déjanos caer en la tentación del error y sus infinitos caminos y líbranos del Bien que no sea para todos y de propia voluntad, como el que pregonan tus palabras de amor por cada ser que se te hermana; amén.

Julio de 2012

domingo, 12 de abril de 2015

De vez en cuando un poema...





El ser y los ciclos

Amanezco, tiemblo, dudo
salgo, exhalo, ruedo
                               desemboco

Nada digo, intento
me reconozco, hiervo
me elevo, desaparezco
cambio de estado
                escribo, disparo
                                               canto
                                                               grito

Sangro, suelto
me perdono, me condenso
tomo formas, me lleva el viento
                                                               me precipito

Vuelvo a ser agua
que se bebe, que se esfuma
Que se siente, que se estanca
Agua viva soy
                Siempre agua
                               nunca el mismo

Domingo 12 de abril 

lunes, 3 de noviembre de 2014

De vez en cuando un poema...



Noche de Ayotzinapa



Que no amanezca ya

Si ha de persistir la ausencia, si se clavarán las uñas del silencio
en el pecho de la verdad, para aferrarse a esta larga noche, que no amanezca

Hágase eterna la oscuridad
como la noche de Ayotzinapa
Mientras el trago amargo de la vergüenza
siga atravesado en tantas gargantas, mudas
de frío y de miedo

Que no amanezca
Si no han de volver a sentarse en la plaza
a besar a la abuela
a compartir la tortilla, a fumar escondidos
a cantarle a la luna, a cruzar el zaguán y dejar los cuadernos
donde mejor se olviden
Si no volverán a besar sin piedad
y a volar con los dedos, si no han de volver a volver
tan vivos como se los llevaron
que tampoco vuelva el sol
                        si está pensando en volver
                                                                       sin ellos.