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jueves, 8 de septiembre de 2011

Aquí, pensando vainas...

Lo importante y lo urgente

Hay cosas de cosas y casos de casos. Si es verdad, por lo menos hasta ahora, que el tiempo tira en una sola dirección; no es menos cierto que la Historia no lo hace. La Historia es una red de hechos, motivos, grandes actos, pequeños gestos, momentos cruciales y cotidianidades mil veces repetidas que van labrando un cuento cuyo rumbo cambia, bien por golpes de timón, bien por los antojos del viento, bien por pura necesidad.

La segunda mitad del siglo XX venezolano, y lo que va del siglo XXI latinoamericano es un buen ejemplo de lo dicho arriba. Por eso la principal virtud del proceso bolivariano y socialista que vive el país (al menos así lo creo) es saberse en construcción, en invento permanente, en la disposición a errar, siempre que inventemos, que busquemos nuestro propio camino a la victoria. Victoria que es la realización de las aspiraciones populares de vida digna, de autorespeto y de construcción de ese otro mundo posible donde amar y soñar tengan mayor valor que el matar o morir.

Por eso, sin dudar de la calidad moral del comandante de la Revolución, Hugo Chávez, y en principio de la de nadie en su entorno inmediato, porque no tengo pruebas. Entiendo también que el comando de este proceso está en manos de seres humanos falibles, gente que puede cometer errores.

Pensar que las “presiones políticas”, el lobby o el chantaje son la única fuente de las equivocaciones en que pudieran incurrir nuestros líderes, es poco menos que inocencia o candidez, para darle un nombre que no hiera susceptibilidades. Las decisiones, en la mayoría de los casos, cotidianamente quiero decir, se toman en base a información. Y si la información que recibe el líder es errada, fuera de contexto o incompleta (intencionalmente o no), seguramente el o los líderes y liderezas de cualquier proceso tomarán decisiones con alta posibilidad de error. Sin chantajes, sin presiones, sólo con información defectuosa.

Por eso pedir que se investigue el caso de la Cámara Venezolana de Farmacias y su relación con la redacción de una ley de patentes “con lenguaje chavista” usando operadores conectados con el alto gobierno, así como la “apretada de correa” a Eduardo Samán y su propuesta de ley, no puede ser etiquetado inmediatamente como un reto o puesta en duda de la calidad moral de Chávez; eso en primer lugar. Luego, hacer absoluto silencio informativo en los medios del Estado (y hablo del Sistema Nacional de Medios Públicos, no de La Hojilla), ignorarlo olímpicamente en la Asamblea Nacional (si no es así tampoco lo informaron) y en el principal partido de la revolución, sí resulta un error grave, pues podría ser tomado como un insulto a la inteligencia de quienes solamente se están preguntando “¿Qué pasa aquí?”

Finalmente, que ese silencio mediático sea apenas trastocado durante unos desafortunados minutos en La Hojilla, por Mario Silva, diciendo más o menos, que no va invitar a Samán porque quienes lo están pidiendo son de derecha y que a Chávez no lo reta nadie es la guinda de una estrategia comunicacional, que una mente como la mía (supongo que demasiado limitada todavía) no entiende.

Con respecto a Eduardo Samán, sólo diré lo siguiente: fue uno de los ministros con mayor aceptación popular de los que ha pasado por el gabinete, tras su remoción se limitó a decir que Chávez tendría sus razones y que el las respetaba (a pesar de que evidentemente no las conocía); tras quedar fuera de las candidaturas a la Asamblea Nacional, pese a todo lo que sonó su nombre entre la base, se limitó a aceptarlo y (que yo sepa) no dijo ni pío, antes o después; y finalmente, ha ratificado su condición de “soldado de la revolución” defendiendo y apoyando al proceso y a camaradas en cargos de responsabilidad. Es todo lo que se de ese señor, sí es bueno o malo, si robó o no, si tiene mal carácter o es manso como un conejo, no lo se y no creo que sea lo importante en este momento.

Pero, y he aquí mi cuestionamiento: si el SNMP le dio la atención y el espacio que le dio a Didalco Bolívar (¡A Didalco Bolívar!), que saltó la talanquera en las primeras de cambio, que vino poco menos que reconociendo su condición de prófugo, pero que tenía algunos señalamientos y pruebas contra Ismael García. Si otros cables de wikileaks han suscitado tanta atención en VTV, RNV, ANTV TVES, agencias informativas del gobierno, etc., al punto que en algunos casos se abrieron debates y se ordenaron investigaciones en la Asamblea Nacional, ¿por qué al menos no se abre un espacio oficial para la investigación y el debate, de cara a los miles de chavistas que se están preguntando “qué pasó aquí"?, y se le permite al camarada Samán exponer sus impresiones y contrastarlas contra lo que la investigación arroje; que supongamos sea (elucubrando sobre el contenido del informe final): “que el cable de wikileaks fue producto de una filtración de información inducida desde la misma embajada norteamericana, como una operación de contrainteligencia…” (¡A vaina, todo es posible!). En resumidas cuentas tómense el tiempo de informar siempre, de abrir la discusión en los espacios disponibles y de decirle al pueblo, “investigamos y el resultado fue este”. Porque el hecho de que los señalamientos en el cable filtrado son gravísimos y hablan (de ser ciertos) de lo permeable que sigue siendo el proceso (eso lo ha reconocido hasta Chávez), es incuestionable.

Con respecto a La Hojilla, sólo diré que no creí, desde un principio, que ese fuera el espacio idóneo para presentar las pruebas de este caso; tampoco es que no se pudiera, pero lo cierto es que su conductor, Mario Silva, tenía, tiene y tendrá todo el derecho, en primer lugar de no invitarlo, y en segundo lugar de decir “no lo invito”. Pero ese derecho, repito: incuestionable, no implica el derecho de ofender y calificar de un plumazo a quienes (sin acceso a información oficial) reclaman indignados investigación y debate. Porque no importa cuantas veces diga que no y se desdiga, el camarada Silva insultó la inteligencia de muchos diciendo que la situación está planteada en términos de un reto a Chávez, de un chantaje a Chávez, pidiendo que saltaran la talanquera a los que no les guste, e incluso insinuándole a Samán que se lanzara a candidato presidencial de la oposición. Estas son horas de fortalecer el vínculo de los chavistas con su proceso revolucionario, debatiendo, inventando, aprendiendo; es decir con motivación y con argumentos. No son horas para ponerse a pontificar en TV acerca de quién es revolucionario y quién no lo es, quién es socialista y quién no; pues revolución, socialismo y bolivarianismo, están en plena construcción y son, en buena medida, tareas pendientes todavía. Todo lo demás es un día normal en tuiter, que como red social conquistada por el chavismo y territorio libre de cualquier cerco y control informativo y de opinión, da para eso y para más.

¿Que vuelva Samán al ministerio? No creo que deba, ¿Que vaya invitado a La Hojilla? Menos que menos. Eso no es lo que está en cuestionamiento aquí. ¿Que se investiguen los señalamientos del fulano cable al Departamento de Estado caiga quien caiga? Eso es lo importante. ¿Que se reduzcan los niveles de ansiedad, frustración e indignación de los chavistas que quieren saber qué pasa, con lo único que puede reducirlos: información, investigación y debate? Eso es lo urgente. Si pensar así me convierte en reaccionario, entonces me equivoqué con mi país.

PS: Destáquese el hecho de que en la última oración condicional, el equivocado soy yo, no el país. Cambio y fuera.