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martes, 11 de diciembre de 2012

Un desvelo urgente (y urgido)...


Ofrenda
(De quienes no sabemos rezar)


“Nadie se va a morir
La vida toda
Es nuestro talismán, es nuestro manto
Nadie se va a morir
Menos ahora
Que el canto de la patria es nuestro canto”
Silvio Rodríguez, Preludio de Girón


Todo cuanto dejo es tu fuego
ardiendo en la noche de los tiempos
como pregunta insolente a la historia:
“¿Y dónde hemos estado
mientras el hombre devora la entraña del hombre?
¿Repetidos en mil espejos
que nos dejaron a cambio de la desolación
del vientre de la madre nuestra?
¿Ejercitando la libido
por mandato comercial?
¿Pagando caro el derecho a la existencia?”
No otra vez, nunca más.

Aquí estamos, contigo,
Ya no sobre tus hombros, haciéndote sostener
el peso de nuestra historia
Aquí estamos, contigo,
de pie y a tu lado, hermano,
prestos a cargarte un rato, hijo,
dispuestos a reinventar la historia contigo, padre
Estamos aquí, contigo,
amigo.

Se sabe que no tienes que volver
porque simplemente no te has ido
Eterna se grabó tu presencia
como eterno tu “por ahora”
Liberado de tu labor de empujar la historia,
millones te esperan como niños
en tu calle para jugar a hacerla:
con la alegría de quienes se saben vivos,
con la memoria de quien no olvida un solo muerto,
con el coraje de quien mirando la cara al miedo
da un paso al frente

Con la simpleza de quien ama sin reservas
Con rabia de quien estalla ante lo injusto
Con la ternura de quien renace en cada niño
Con la belleza de la primera estrella
Después del aguacero a media noche.

Así te esperamos en esta calle grande
Que llamamos Nuestra América,
con la rayuela y la chapita,
con el trompo y el papalote
con la esperanza y el porvenir
que nos ganaste a pulso contra las fieras de la noche larga.
Se sabe que no tienes que volver,
nosotros estamos contigo,
esperando calladitos tras tu puerta.


En la tarde de 11 de diciembre de 2012

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