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domingo, 23 de septiembre de 2012

De vez en cuando un poema...


Un paria de Paria



Abriéndose paso desde tierras más frías
va mi corazón andando tras el olor
de tus mareas libertarias
Encendida a los soles fulminantes del Caribe Sur
descansa tu costa
con señas de truco, sensualidad salvaje
y ternura borracha.

Por decreto universal,
dictado por la voluntad de mi libérrima gana,
hágase de Paria manantial de la belleza,
reducto de la última utopía
y medicina natural contra el dolor
Porque siempre habrá un amanecer
para quien lo necesite,
porque allí los sabios guardan silencio,
porque siempre habrá un silencio que callar
y un grito desde la acera del frente,
porque siempre habrá pesca que salve el día
y madrugadas que salven la noche,
porque siempre habrá un par de labios queriendo besar
y una boca en espera de un beso,
porque siempre habrá un milagro en puertas
y ángeles caminando por la playa,
porque siempre habrá un carnaval para volver
y una cuaresma para sanarse,
porque de allí siempre
saldrá herida de muerte la solitaria soledad,
porque siempre habrá Unare en la costa de Paria
y un vale nueve para volver a perderlo todo,
porque siempre será Paria un cuerpo desnudo
para que un paria lo desande
contra las embestidas del olvido y los vientos del oeste
que de cuando en cuando azotan,
sin poder borrar siquiera una sola de las huellas
que deja Paria en las costas de nuestra fe.

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