Elegía casi muda entre el humo de los días que corren
(O del amor en tiempos de guarimba, con perdón)
Tengo templado en el arco
el verbo preciso
Ese que nos libera de esta forma constante
y nos entrega al ajetreo de la libertad lasciva
Tengo cargada la recámara
con las frases que saben tocar tu piel
y arañarte el alma
Listas para dispararse certeras en pos de tu pecho
Pero muere ciego mi disparo
en estos días de mortero y alambrada
Tu figura deambula sorda entre barricadas sin pueblo
y mi canción se queda muda bajo el estruendo,
el humo, la soledad asesina y los gritos.
El dormitorio vacío, la biblioteca dividida,
la mudanza forzada, la amenaza constante,
el incendio a dos pasos, la casa inundada,
la guitarra sentada en una vieja silla redactando su demanda
de divorcio,
el reloj que amenaza, el temor por los hijos y las preguntas
que hacen,
el deber por cumplir, el hermano y la bala,
los árboles caídos,
la locura y el odio enarbolando banderas,
las fieras que desata el miedo,
el miedo que despiertan las fieras,
el llamado a la paz
mientras peleo esta guerra…
todo atentando contra tu próximo poema
Y
sin embargo (de nuevo)
Te escribo
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