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viernes, 12 de octubre de 2012

Papeles viejos...


Nociones elementales de nostalgia, guayabo y desolvido



“… No mirar a los mapas, seguir en mi mismo
No andar ciertas calles, olvidar que fue mío una vez cierto libro
O hacer la canción…”

Silvio Rodríguez. De la ausencia y de ti



I
Amparado en dos segundos de absoluto silencio
deshago el dejavú
de aquel paseo ebrio por la Rue de Descartes.
Entonces nunca estuve contigo
No fue la imposible París, ni La Habana destructiva y sensual;
tampoco el Madrid con rico frío, mucho menos
Nueva York con su raya de coca.

Pero en dos segundos
no cabe tanto olvido
Y la cerveza
no ayuda a borrarte
Siendo que su espuma
fue el jabón de tu vientre
y la radio del taxi salta del flaco Sabina a Plácido Domingo.

Entonces me niego a estar donde estoy,
a ser poeta y no ladrón,
a mirarte y no tocarte,
a ser canalla y no amante
Me niego a evadirme del plan de fuga;
a coleccionar astros marchitos
en mapas de neón y lápiz labial
Me niego a las últimas veces,
rechazo de plano cualquier causa noble
que no me lleve a la malicia de tu enredado cabello
Me niego a leer a Neruda si no es desde tu piel
(“de mujer blanca, blancas colinas, muslos blancos”)
Me niego a afirmarte estas negaciones,
me niego cada tango, cada bolero y cada ranchera.

Y si ha de ser que no fuiste,
me niego, incluso, a creer haberlo soñado.

II
Íntimamente
sólo
recuerdo
la lluvia
mojando
al planeta
entero
a excepción
del ave
refugiada
en tu cueva

III
Arreola me enseñó
a quererme como a un Dios;
entendí entonces
aquello de amar al prójimo como a uno mismo.

De Neruda aprendí
el amor por la palabra
tal vez por eso te escribo
los besos que ya no podré darte.

Aprendí de Vallejo que la tristeza no mata,
de Drumond de Andrade
que los muertos no arden sino que alumbran
de Rimbaud que vale el empeño
en hallar el fondo de la fosa,
con Baudelaiere supe decir lo que no diría,
Bukowsky me enseñó a beber mientras escribo,
Alejo a no fundar vanguardias,
Borges a callar frente al silencio
De ti aprendí todos los poetas, “para ti, para ti,
Para ti, para ti…”

IV
Ahora, cuando este mar es otro
y es imposible retratarnos
en el Paseo demolido,
me pregunto
cómo andarán los mares en leva de tus orgasmos.

Y cómo andará ese retrato,
testigo único de nuestra resaca.

Noviembre-Diciembre de 2002

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