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miércoles, 25 de agosto de 2010

ASÍ ESTA EL MUNDO... Miércoles, 25/08/2010

Ministro de Defensa Colombiano se niega a dialogar con las FARC (Aporrea. Org)
Rodrigo Rivera, ministro de Defensa colombiano, se negó rotundamente a dialogar con las FARC quienes le habían propuesto exponer su óptica del conflicto interno ante la Unasur, bajo la arguementación de que "con los terroristas no se dialoga", comparándolos con Osama Bin Laden. "Qué podría suceder si en algún escenario internacional se le abrieran las puertas a Osama Bin Laden para hablar de lo que él plantea frente a Estados Unidos".
Esta posición de Rivera y del vicepresidente colombiano, Angelino Garzónle cierra la posibilidad de que las FARC tuvieran la oportunidad de exponer su visión del conflicto armado colombiano ante la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) con el objetivo de buscar una salida política a esa confrontación, según una carta divulgada por la web de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol).
"Señores presidentes: cuando lo estimen oportuno estamos dispuestos a exponer en una asamblea de Unasur nuestra visión sobre el conflicto colombiano", dice la "carta abierta" del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC.
El mensaje estaba dirigido al nuevo Gobierno de Colombia y a los de los otros 11 países de Suramérica que componen la Unasur (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela). (http://www.aporrea.org/)


El negocio de mantener la guerra en Colombia contra una guerrilla debilitada (pero no eliminada, ojo) mueve una maquinaria de muchos millones de dólares. Hablamos de narcotráfico, importación de armas y equipos, contrataciones para dotar de apoyo a las tropas (nacionales y extranjeras) movilizadas, los oscuros negocios con las autodefensas y demás yerbas, conforman un entramado de intereses que bloquean la viabilidad de un diálogo de paz para la clase política del país vecino. Pero el saldo político de la pacificación es demasiado alto y sostenible en el futuro, y eso lo sabe Santos. El desmarcaje y los discretos silencios ante los ladridos y espumarajos de su antecesor, Álvaro Uribe, tendrán que ver acaso con una posibilidad real de negociar la paz en el largísimo conflicto interno colombiano.

La guerra desgasta políticamente y la sobremarcha que le dio Uribe a las acciones militares durante su mandato genera dos cosas: por un lado bajas (con impacto directo sobre la moral de la población civil ) y por el otro expectativas de que tras los éxitos militares (captura y asesinato de los líderes, liberación de rehenes, victorias sobre el terreno) el fin del conflicto está más cerca; la frustración de esas expectativas también tiene su costo político. En cambio, tras más de medio siglo de guerra, erguirse en pacificador significa consagrarse como el gran líder y estadista de Colombia y garantiza al establishment colombiano varios años de "tranquilidad" y control político, en torno a la figura de Santos. Veremos cuáles son los intereses que se imponen: Sí los de la derecha rabiosa, guerrerista o los de la derecha racional, calculadora, que encuentra en la paz (al menos en la declaración formal de la paz, después ya veremos) el camino para consolidarse en el poder. Y este es el verdadero predicamento de la sociedad colombiana: se debate entre dos derechas. ¿Y la pluralidad y la libertad de pensamiento?, bien gracias. He aquí el mejor ejemplo de una democracia moderna amiga de los Estados Unidos. Personalmente, prefiero la proscripción.

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